Todo comenzó en Guadalcanal

martes, 16 de marzo de 2010


La lancha de transporte avanza hacia la Isla de Guadalcanal. Hace un calor húmedo, ¿o tal vez son los nervios? Los soldados se miran unos a otros a los ojos, revelan tímidamente su miedo. Uno vomita, otro reza, un tercero mira la foto de su chica y el de atrás, termina su cigarrillo y prepara su rifle. El silencio pulsa en los oídos de los jóvenes... de repente se baja la compuerta y... nada. No hay batalla, han llegado tarde y la playa ya está tomada por otro pelotón, otra compañía o lo que sea.

Decepción. Decepción de ellos, los soldados, y leve decepción nuestra, mía, la del espectador. Todos esperábamos con muchísimo interés lo nuevo de un tal Spilberg y otro al que llaman Tom Hanks. La actual sequía de series de calidad nos empujó a creer en la nueva criatura de este matrimonio de Hollywood. Ya sabemos que Lost no termina de funcionar en su última temporada, que Flashforward fue el timo de la estampita, que a Dexter le queda una eternidad para volver, y que los lagartos de V no son nada nuevo bajo el sol; por eso precisamente necesitábamos de esa guerra en el Pacífico. De nuevas historias humanas. De nuevas explosiones. Necesitábamos un nuevo 'Band of Brothers', un verdadero clásico de las mini series que, con sólo 10 capítulos, nos hizo llorar como críos.

Pero anoche vi poco de eso en 'The Pacific'. La receta es la misma que gestó a su hermano mayor: documentación histórica, testimonios reales a modo de documental, banda sonora de lujo, y una cuidada fotografía y ambientación, que deberían abrigar a personajes completos, a historias que enganchen. Pero ese es el problema. La transición entre el mundo civil -véase, la ciudad y la vida cotidiana de los chicos protagonistas de la historia-, y la crudeza de la guerra, es demasiado rápida; un día estás cogiendo un tren, y al siguiente metido hasta el pecho en un agujero en alguna isla perdida. No me gustó nada. Necesito conocer mejor la vida de esos chicos, necesito saber de dónde vienen. Mucho me temo que en este 'Band of Brothers 2', los personajes se van a quedar flojos.

Tampoco me agradó la alarmante ausencia de espectacularidad. Ya sé que en Iwo Jima tendré toda la casquería que necesite, pero ayer esperaba algo más que un frugal combate en mitad de la noche, a los 40 minutos del episodio.

Cerrando con lo negativo, comentar que me quedé con las ganas de originalidad en la narración. Será que me he aficionado a lo raro, pero que me cuenten una historia en sentido cronológico normal me irrita, más cuando en 'Band of Brothers' tuvimos un primer episodio espectacular en este sentido.

Y ahora lo que sí me gustó. Se nota quién está detrás del proyecto. Aunque escasos, hubo varios momentos de auténtico arte en 'The Pacific'.

Atención, mini spoiler:

la secuencia en la que queda un último japonés con vida, y los norteamericanos se dedican a jugar con él, me pareció sobrecogedora. Me encantó la humanidad de uno de los personajes, protagonistas, que decidió terminar con el sufrimiento del enemigo a expensas del mosqueo de sus compañeros, que se lo estaban pasando pipa disparándole.

Por otro lado, 'The Pacific' promete mucho, es tal vez su mejor virtud a estas alturas. Ayer disfruté de gotitas de calidad, pero estoy convencido de que terminaré apagando la sed de espectacularidad.

Tan sólo espero que sean fieles a la historia -como lo intentaron ser en 'Band of Brothers'-, y que igual que se cuenta cómo comienza la Segunda Guerra Mundial para los yankis, también expliquen con pelos y señales cómo termina -Hirosima y Nagasaki.

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