Internet es la Biblioteca de Alejandría del siglo XXI. Es la mayor revolución de la información que ha visto el hombre en toda su historia; más relevante que las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira, más importante que la biblia de Gutenberg y la aparición de la Enciclopedia. Sólo un hecho, un momento de la historia, que se dio en muchos puntos del globo aproximadamente al mismo tiempo, puede compararse con Internet. Hablo del alfabeto, de la aparición de la palabra escrita.
La grandilocuente entradilla de este post tiene por único objetivo resaltar la importancia de lo que nos jugamos. Internet es neutral. Es de todos. No pertenece a ningún país -con permiso de los servidores, que pueden ser apagados gracias a una nueva ley que se aprobó, si no recuerdo mal, con Obama como presidente-.
Y ahora, en este país gobernado por el menos malo de los malos, está a punto de nacer una ley terrible, injusta, estúpida. Esa ley surge de los deseos de una oligarquía, de la avaricia y la corrupción. Es el tumor de la Ley de Economía Sostenible, que asestará un duro golpe a los derechos en Internet. Este cáncer viene patrocinado por González Sinde, una cineasta que mama de la teta del Estado para promocionar sus propias películas y a sus propios amigos. Que bebe los vientos por esa corporación quasi mafiosa llamada SGAE, una retorcida trama de hombres grises, oscuros, de maletín fétido y moral laxa.
Hablemos más claro aún. La piratería es mala, ¿verdad? Los cantantes son unos 'pobreticos' que apenas llegan a final de mes, ¿cierto? La creación artística y cultural está a punto de morir por los que roban contenidos, ¿me equivoco? No, no y no. Es todo una maldita farsa, una urticante cortina de humo que asfixia el sentido común y no nos deja respirar la jodida verdad -que voy a poner en mayúsculas por que me apetece-, LA PIRATERÍA ES EL PILAR FUNDAMENTAL DEL OCIO Y LA CREACIÓN CULTURAL Y ARTÍSTICA DEL SIGLO XXI. Hagamos un ejercicio de sinceridad, que viene bien de vez en cuando. ¿Cuántos de nosotros hubiéramos comprado esa consola, si supiéramos que no podía ser pirateada? ¿Cuántos juegos originales compramos para esa consola? ¿De verdad que escucharíamos tanta música, iríamos a tantas salas, discotecas, pubs y conciertos, a ver tocar a nuestros grupos, si no tuviéramos libre acceso a sus contenidos?
Y tantos, tantos ejemplos... La verdadera piratería es la que practican los sinvergüenzas de las discográficas, de las productoras de cine, de las editoriales... Quieren que consumamos cultura a 80 euros el videojuego, 35 euros el libro, 20 euros el disco, 8 euros el cine.
Internet es el Arca de Noé al que los usuarios nos hemos subido para no sucumbir bajo la pérfida bilis de los que lo tienen todo, y quieren más. Y ahora a comenzado el asalto al barco.
Toca luchar porque hoy, los piratas, somos los buenos.
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