Maneras de vivir

domingo, 12 de septiembre de 2010

Ayer se presentaba el nuevo Real Madrid de Mourinho en un Bernabeu que volvía a oler a fútbol. Tras un verano con el flujo informativo volcado hacia el nuevo entrenador blanco y un flojo empate a nada en Mallorca, había cierta ansiedad por ver qué imagen daría el Madrid ante un Osasuna que nunca lo pone fácil.

Horas antes del partido, algunos se llevaban una grata sorpresa al observar que Mou salía con todo lo que tenía, y se frotaban las manos tras la inesperada derrota del Barcelona en casa ante el Hércules. Esperaban disfrutar de una gran goleada que infundiese miedo, pero resultó que no se encontraron ningún recital, aunque sí muchos aspectos reseñables de este nuevo Madrid.

Desde el principio se pudieron ver los primeros cambios. Nada de salir en tromba para atemorizar al rival; primero orden defensivo, después control, de nuevo orden y finalmente obtener el premio de cualquier partido de liga, los 3 puntos, ya que aún no han instaurado una clasificación de 'jogo bonito'. Como ocurre en el mundo real ningún equipo comienza a jugar bien desde el primer partido, pero ya sabemos la paciencia efímera que se gasta en el 'Teatro de la Castellana'.


Al Madrid le costó cogerle el tempo al partido, en parte gracias al excepcional planteamiento de Camacho con las líneas muy juntas y saliendo lo más rápido posible al ataque. Kehdira y Xabi, más preocupados por no perder la posición, no encontraban buenas opciones en ataque y tuvieron que recurrir a Özil, a la postre el mejor de la noche. El alemán estuvo rápido, incisivo y sintonizó casi a la perfección con el ataque; concedió varias oportunidades de gol a sus compañeros e incluso estuvo cerca de estrenarse como goleador con la camiseta blanca.

En el ataque, Benzema completó un más que aceptable partido; no fue espectacular, pero ante lo visto anteriormente, supo a gloria y sabe que este debe ser su año si quiere triunfar en el Madrid. Por otro lado, la pareja Higuaín-CR7 estuvo más que espesa; el 'Pipita' desperdició tres ocasiones claras de gol y echó algo de menos unas cuantas rayas celestes en su camiseta, pero ya sabemos que el '20' blanco siempre responde a las criticas con goles. Por otro lado Ronaldo, tras su milagrosa recuperación, se perdió entre taconazos y algún que otro disparo lejano, aunque fue el encargado de dejar en bandeja el gol de la victoria a Carvalho, eso sí, tras desaprovechar una clarísima ocasión a pase de Özil.

Cosas de la vida, resultó que la primera victoria en liga del 'Mou-Team' llegó de la mano de un Ricardo, pero no el que lleva el ocho a la espalda. El portugués acompañó con fe un contragolpe e instauró la tranquilidad en un público que comenzaba a impacientarse a pesar de encontrarnos en los albores de la temporada. El Madrid ganó pero no hizo disfrutar a una hinchada que bostezó más que sonrió. Máxima rentabilidad; un gol, 4 puntos y por delante de su máximo rival.

Estas serán, como decía el gran Rosendo, las 'maneras de vivir' del nuevo Madrid: ganar, ganar y ganar. Es cierto que para muchos el camino para conseguir la victoria es sumamente importante, pero al final, sólo quedan los resultados y los títulos, que se lo digan a Pellegrini. La afición deberá decidir qué es lo que prefiere, porque de momento, ganar y hacer disfrutar están registrados por Pep Guardiola y su Barça. Sólo queda saber si un eternamente insatisfecho Bernabeu se acostumbrará a esto.

Emilio Caballero (Foto As.com)