Fiel ceguera

lunes, 5 de abril de 2010

"Nos abrazamos a ti, infalible roca de la Santa Iglesia de Cristo". Ésta declaración que el domingo pronunciaba el cardenal Angelo Sodano en la última misa de la Semana Santa, supone el orgasmo a siete días de orquestado silencio en los que la Iglesia Católica se ha maquillado con la fe ciega para recordar al pueblo que ellos, efectivamente, son infalibles. Y no importan los abrumadores casos de pederastia que brotan por todos lados, el Vaticano lo dejó muy claro, como recoge hoy el diario La Razón: en un gesto sin precedentes que indica la gravedad del momento, el decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, rompió el estricto protocolo de la liturgia vaticana y, ante más de 80.000 fieles que llenaban la plaza de San Pedro a pesar de la lluvia, abrió la misa con un mensaje de solidaridad a Benedicto XVI. Muy apropiado, digno de la piedad eclesiástica el preocuparse por el Santo Padre, que tan mal lo está pasando estos días.



No hubo ayer más que una soslayada muestra de comprensión a las cientos, sino miles, de pequeños de todo el mundo que un día, en busca de respuestas y calor divino, encontraron las sórdidas manos de un representante de esta milenaria institución. Benedicto XVI, fiel a la política de empresa, no se enfrentó a la realidad de que una pequeña parte, pero parte al fin y al cabo de su Iglesia, ha violado sistemáticamente a cientos de niños a lo largo y ancho del mundo católico. Pero ahora viene la última arcada del vómito que provocan estos casos de pederastia y el perenne pasotismo con el que los enfrenta el Vaticano: el decano prosiguió con su mensaje: la Iglesia está con usted. Está con usted el pueblo de Dios que no se deja impresionar por las murmuraciones del momento, por las pruebas que en ocasiones golpean a la comunidad de los creyentes. Y la nota de humor en el asunto, es que esta misma gente que atenta contra el sentido común, el raciocinio, y la inteligencia con cada una de sus declaraciones, se sorprende de que cada año pierdan devotos en todo el mundo, de que ya muy pocos jóvenes quieran unirse al club de la sotana. ¿Pero cómo quieren que sus mensajes de amor, de comprensión al prójimo, y de paz lleguen a la sociedad y calen, cuando ellos mismos no demuestran la más mínima decencia a la hora de afrontar un masivo abuso de menores por parte de algunos de los suyos?

La sociedad va por un lado, y la Iglesia Católica Romana Apostólica, por otro. La sociedad, para lo bueno y lo malo, vive instalada en el siglo XXI, en la Era Digital. La Iglesia sigue instalada en el Medievo, y contraataca con mensajes medievales a los dígitos que mañana sí y mañana no, asaltan nuestro monitor y nos enseñan las atrocidades que algunos de ellos han cometido. Mensaje medievales como echarle la culpa a otros, a los enemigos de la fe, que se llamaban entonces: el cardenal decano expresa a Benedicto XVI el apoyo de la Iglesia ante la campaña laicista por los casos de pederastia.

No importa el total desplome de la Iglesia Católica Irlandesa por los citados episodios de pederastia, no importan los presuntos casos que encubrió el actual Papa y que también han salpicado al anterior; no importan las declaraciones de los pequeños que han sufrido abusos, como tampoco importa que la Iglesia se enfrente a una de las mayores crisis que ha vivido a lo largo de toda su historia. Ellos siguen inmutables, rígidos, estrictos y parapetados en el polvo de unos dogmas escritos por Dios sabe quién.

Séneca dijo una vez aquello de errare humanum est. Y ellos mantienen que son infalibles, que están más allá de lo humano. La conclusión es que, en temas como estos, desde luego que no demuestran tener ni una jodida pizca de humanidad.

Nota: un poco de humor del que escuece, relacionado con el tema.

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