Llegó un año más el tan esperado clásico del fútbol español. Un partido que comienza ya en el sorteo del calendario liguero, y más este año tras el retorno de Florentino con sus nuevos galácticos. En ocasiones parece que el resto de partidos no interesan, simplemente se convierten en efímeras alegrías y penas que suman puntos y mantienen (o no) a los entrenadores hasta la llegada del choque. Tres meses después y tras un camino con más críticas que elogios, llegaba al Camp Nou el proyecto dirigido por Manuel Pellegrini; un equipo en continua construcción ante otro perfectamente engrasado, pero al que miraba desde el retrovisor.
El partido comenzaba y ¡magia!, sobre el tapete blaugrana se atisvaba a un grupo de jugadores perfectamente ordenados, como en la cola del colegio al finalizar el recreo. Se veía por primera vez un sistema, una idea,...algo. Dentro de este misticismo, los chicos del ingeniero juntaban líneas basculando con una sincronización cuasi perfecta, una presión en su justa medida y una salida rápida buscando las bandas. En definitiva, parecía verse un equipo que quería hacer fútbol y que había hechizado a su rival, ¡Pellegrini lo había conseguido!
El Madrid le nubló las ideas a los de Pep robándoles su juguete preferido, el balón, con un sistema en rombo en el que Xabi Alonso con su barita mágica surtía de balones a Kaka' y a los dos delanteros, CR9 e Higuaín. Bueno, por ahí también andaba Marcelo, que quedó tan sorprendido de la actitud de sus compañeros, que decidió ver el partido desde cerca y no jugar. Durante el encantamiento, que duró media hora, los blancos pudieron decantar el partido pero les faltó pegada, todo no podía salir a pedir de boca.
Tras el descanso y guiado por su libreta, Guardiola decidió buscar un antídoto dando entrada a Ibrahimovic, su mago particular, que sólo necesitó 'otro' despiste de Sergio Ramos para revertir el hechizo de la manera más directa, con un gol. A partir de ahí la magia del barça crecía tanto, que con diez jugadores era más que suficiente para vencer a un rival que había vuelto a su estado original, es decir, Lass jugando en todas las posiciones, Benzema con más horchata que nunca y Kaka' de nuevo perdido. Ah! Marcelo también andaba por ahí.
Normalmente los clásicos suelen dejar a alguno de los contendientes tocado, pero en esta ocasión la magia ha logrado extraer aspectos positivos de los dos equipos. Primero que Pellegrini parece haber encontrado un principio de idea futbolística que, si el Madrid consigue mantener durante 90 minutos, le puede dar muchas alegrías. Y en segundo lugar, que el Barcelona también sabe ganar por pegada. Próxima parada el 10 de abril.
E.C.