Un domingo puede plantearse de muy diversas formas. Unos decidirán dar un largo paseo, otros comerán fuera y otros preferirán quedarse en casa, envueltos en una manta, una buena película y fútbol, mucho fútbol. Esta última suele ser mi opción preferida pero ayer recibí la llamada de un amigo que tenía dos entradas para ver el Madrid - Málaga, así que sucumbí al fútbol en directo.
Vivimos inmersos en la época de la 'Alta Definición', cámaras para cada jugador, etc., pero el ambiente de un estadio de fútbol es diferente; simplemente con salir del metro ya huele a fútbol y anoche los madridistas preveían un partido tranquilo y relativamente asequible. Por otro lado estaban los aficionados del Málaga, confinados en el 'gallinero y con la esperanza de que su equipo mantuviese su racha de 9 partidos sin perder.
Eso sí, antes de entrar, vueltecita al estadio, llamada a un amigo para fotografiarle el ambiente, un vistazo a la entrada del Palco de Honor y para adentro. Ya nada más entrar, es inevitable respirar ese olor a húmedo que llega desde el perfecto tapete verde, justo antes de que los jugadores se retiren del calentamiento y dé comienzo el partido.
Ya desde la presentación de las alineaciones se observa algo que no nos muestran en televisión, y son tres los jugadores que reciben más cariño de la afición: Cristiano Ronaldo, Gutiérrez y el defenestrado Raúl, de nuevo en el banquillo. Tras las presentaciones, vino el momento emotivo, la despedida a Rudd Van Nistelrooy. El holandés recibió desde el centro del campo la mayor ovación de la noche y, por supuesto, la plaquita de rigor. También fue homenajeado Carlos Sainz, que realizó el saque de honor.
Tras un emotivo minuto de silencio por las víctimas del terremoto en Haití comenzó el partido, y pasado el primer minuto, se hizo el silencio, salvo por los cantos de los malaguistas y el ánimo que desde el fondo sur reciben constantemente los jugadores blancos. El partido fue un muermo desde el comienzo. Con el Málaga perfectamente posicionado en el campo, el equipo de Pellegrini no encontraba ningún hueco; Kaka' lo intentaba 'a trompicones' y Xabi Alonso estaba demasiado nervioso por el 'run-run' constante del Bernabéu, (ya conocemos su impaciencia). La actitud del público cambiaba cuando CR9 cogía el balón, era el único con capacidad 'real' para intentar algo en ataque. Eso sí, cuando había que recuperar la posición, se lo tomaba con mucha tranquilidad; esto me recordó a Ronaldo "Nazario", que andaba para volver a su puesto, pero que necesitaba muy poco para hacer un gol.
Y así fue. Tras un par de ocasiones claras del conjunto malacitano, una combinación (de las pocas) entre Benzemá y Kaka' la terminó empujando a gol Cristiano, que marcaba tras más de 400 minutos de sequía. No lo celebró, simplemente actuó con normalidad; abrazos y a volver lentamente a su campo. Momentos después, el portugués recibía su segundo pase en buenas condiciones y, como diría un conocido personaje de ficción, "zás, en toda la escuadra". Hasta en este tipo de ocasiones, Ronaldo es diferente al resto, puesto que con todo el hueco para encarar a Munúa, él decidió pegar un pepinazo a la cruceta y 2-0.
Con el partido encarrilado, comenzó la segunda mitad y desde mi asiento me preparaba para ver al 'megaproyecto' de Florentino atacar desde cerca, pero lo que vi fue a Kaka' algo, y sólo algo más participativo. También vi a Benzemá vagando por el campo, por lo que decidí hacerle un pequeño seguimiento. El francés era un constante quiero y no puedo; no está en forma, es extremadamente lento en sus movimientos y le cuesta encontrar algún hueco para que sus compañeros le busquen.
El único que podía encontrar a Benzemá era Guti, que indirectamente, fue el protagonista de otro de los gestos del partido. Al ser sustituído, su entrenador recibió una pitada que por momentos recordó a aquella que sufrió tras caer eliminado en copa por el Alcorcón. He de decir que sin saber qué se escuchó por la televisión o el transistor, lo que si oí fue la petición de los aficionados: ¡Quita a Kaka', el de los 68 millones! A partir de este momento, en el estadio hubo de todo menos silencio, y más cuando uno de los 'buenos' árbitros que tenemos en España decidió expulsar a Ronaldo tras un lance con Mtilinga. Agresiones o no, en directo pareció una lucha ganada por el 9 madridista, por lo que el público estalló contra el colegiado con una de esas pitadas que de verdad ensordecen. Si hubiera sido Raúl, quizás no habría habido ni tarjeta, pero bueno...
De ahí hasta el final del partido, fue mejor dedicarse a fotografíar la perspectiva, pero lo mejor aún estaba por llegar. Tras el pitido final y mientras el estadio se vaciaba (los que quedaban), la "Grada Joven" comenzó a corear al primer protagonista de la noche, Van Nistelrooy, por lo que decidí quedarme y disfrutar del merecido homenaje. Después de 20 minutos sin parar de corear su nombre, Rudd saltó al césped y se acercó al fondo sur para despedirse de los aficionados. Muy emocionado y con la mano en el corazón, salió del campo por última vez como jugador del Real Madrid.
Era momento de irse a casa. Había tenido la suerte de asistir a un partido que tuvo de todo pero sobretodo, me fui con sonidos y sensaciones que la televisión no ve.
E.C.
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